—Que era una aventura fácil... la turista inglesa; conozco la reputación que tenemos —comentó con desdén, dándole la espalda para tratar de abrir la puerta. Debía irse antes de derrumbarse.
—No, no, eso nunca —alargó la mano hacia ella con un gemido contenido—. No lo entiendes, Paula. Me asombró tu inocencia, y la conmoción me impulsó a gritarte —la rodeó con los brazos y la hizo dar la vuelta—. Pero no quiero que terminemos así —le apartó el pelo de la frente ceñuda.
—¿No? —preguntó sin atreverse a albergar esperanzas. Los ojos de él brillaban con lo que parecía remordimiento. Le hormigueó la piel con un calor súbito.
—No —él posó la vista en la plenitud húmeda de los labios de Paula e inclinó la cabeza para besarlos con levedad.
La tocaba y ella se derretía; con un gemido ronco comprendió que era así de básico.
Pedro alzó la cabeza y observó sus ojos azules; se odiaba por haber introducido en ellos la cautela y la suspicacia.
—Esta química que hay entre nosotros es más de lo que creía posible entre un hombre y una mujer. Esta noche he sido un necio. En la urgencia de la pasión, tomé lo que debería haber sido un regalo especial, como el ladrón que por una vez me confundiste. Estaba más enfadado conmigo mismo que contigo. Pero la próxima vez juro que será perfecto.
Paula oyó lo que decía y de pronto lo entendió. Ese hombre maravilloso y vulnerable se había enfadado por creer que no la había satisfecho. El amor en su corazón volvió a avivarse.
—Oh, Pedro, cualquier momento que estoy contigo es perfecto —anunció impulsivamente.
La mente cínica de él decidió correr el riesgo, aunque iba a retrasar revelarle quién era. Antes de bajar la cabeza para reclamar una vez más la boca de Paula, pensó que a ella le era imposible ocultar sus sentimientos o era una gran actriz.
—Y aquí está Benjamin corriendo detrás de los gatos callejeros en el Coliseo —Zaira Nara le pasó a Paula otra fotografía.
Estaban sentadas en el sofá del salón, compartiendo una botella de vino. Benjamin se hallaba en la cama y el signar Nara en el club náutico.
Paula le sonrió a su amiga.
—Parece que te lo has pasado en grande en Roma, aparte de que lograste cuidar de Benjamin sin ningún inconveniente. Me siento superflua aquí.
—Mis suegros quedaron impresionados, pero tu ayuda ha sido inapreciable —Zaira, una morena alta y elegante, había sido modelo antes de casarse, y no era la madre con más recursos del mundo.
—Yo no estuve allí —le recordó Paula con una sonrisa.
—Lo sé —Zaira sonrió—. Pero Gonzalo captó la diferencia. Las semanas que hemos tenido tu ayuda, ha recibido mucha más... atención de mí —declaró—. En Roma me encargué de que notara la diferencia, ya que Benjamin ocupaba casi todo mi tiempo y energía —le guiñó un ojo—. El resultado es que cuando volvamos a Inglaterra, va a contratar a una niñera a jornada completa. No sé por qué no se me ocurrió antes.
—Creo que tu pobre marido no tiene ni una posibilidad —Paula rió. Cuando se trataba de conseguir lo que quería, Zaira carecía de rival.
—Bueno, ya basta de hablar de mí —rellenó las copas, se llevó la suya a los labios y observó a Paula con ojos entornados—. Rosa me ha dicho que has sucumbido al encanto de un varón italiano. Vamos, suéltalo. ¿Dónde lo conociste? ¿Quién es? ¿A qué se dedica?
Para Paula era una experiencia nueva tener a otra mujer con la que hablar, y de pronto se puso a contarle todo sobre Pedro.
—Lo conocí aquí la semana pasada. Es magnífico, alto, de pelo oscuro y atractivo, trabaja en el puerto y vive en la parte antigua de la ciudad.
—¡Oh, no! —exclamó Zaira—. Te has liado con uno de los lugareños. Por el amor del cielo, Paula, puedes aspirar a algo mucho mejor que a un obrero.
Paula se puso rígida ante el tono despectivo de su amiga.
—No lo entiendes; estamos enamorados —se defendió. Para ella era verdad, y el viernes por la noche, cuando al final había dejado a Pedro, también había quedado convencida de su amor. Él había prometido llamarla el lunes y pactado verse el siguiente viernes en una pequeña trattoria en la que ya habían estado.
—¡Amor! —rió Zaira—. Acepta mi consejo, Paula... si vas a mantener relaciones sexuales, cerciórate de llevar protección.
—Muchas gracias —soltó con sarcasmo, enfadada por cómo había descartado a Pedro. Pero en su posición de empleada, realmente no podía discutir con Zaira. Si esta tenía un defecto era su esnobismo, por decirlo suavemente. Se mordió el labio para evitar decir algo que pudiera lamentar, alzó la copa y bebió un sorbo de vino.
Zaira ni siquiera había notado el sarcasmo.
—De nada —le sonrió fugazmente. Perdido ya el interés, miro el fino Rolex de oro que llevaba en la muñeca, suspiró, recogió el mando a distancia y encendió el televisor.
¿Y qué si Pedro tenía algunos callos en las manos y trabajaba duramente para ganase la vida? ¿Era menos hombre por eso? «No», pensó Paula con una sonrisa soñadora y reminiscente al recordar el cuerpo grande, desnudo y bronceado que llenaba su mente. Apenas podía esperar hasta el viernes; lo echaba mucho de menos.
—Me pregunto dónde estará Gonzalo, es muy tarde —Zaira interrumpió los pensamientos de su amiga, y en ese momento se abrió la puerta y entró Gonzalo Nara—. ¡Oh, Dios mío! ¿Qué ha sucedido? —se levantó de un salto y corrió al lado de su marido.
Este llevaba un brazo en cabestrillo y unos vendajes le rodeaban la cabeza. El rostro, por lo habitual bronceado, estaba ceniciento, y daba muestras de dolor:
A los pocos minutos se enteraron de la historia. Había recibido el golpe de la botavara del yate, se había caído y roto el brazo. Lo habían llevado al hospital, donde le habían dado cinco puntos en la cabeza y le habían escayolado el brazo. Insistió en que sus lesiones no eran ni la mitad de malas que el hecho de que iba a perderse la regata de la semana siguiente. Entonces Zaira le recordó que al día siguiente era la última noche de la temporada de ópera al aire libre en Verona y que disponían de asientos VIP.
Gonzalo Nara se negó de lleno a ir a la ópera. Le dolía la cabeza e insistió en que lo mejor era quedarse en casa con Benjamin, y que Paula fuera en su lugar. Zaira no se mostró complacida, pero como por nada del mundo quería perderse el acontecimiento social, aceptó.
Por ese motivo, Paula se había puesto el vestido rosa de chifón con la rebeca con lentejuelas a juego y a las nueve de la noche seguía a Zaira a la antigua arena.
Era enorme. Justo en el centro, delante del foso de la orquesta, donde se había erigido el escenario, había una zona cuadrada delimitada por cuerdas y llena de sillas blancas. Mientras ocupaban las suyas, Zaira le explicó que esos eran los asientos VIP. Las sillas grises que había fila tras fila más allá eran los asientos numerados, y luego estaban los antiguos asientos de piedra que se elevaban en círculo hasta la cima del foro y que representaban las localidades sin numerar.
La atmósfera era eléctrica mientras todo el mundo esperaba que comenzara la ópera. Paula observó el entorno con asombro respetuoso; no quedaba ningún asiento salvo unos pocos delante de ellos.
—Esto es increíble —se volvió hacia Zaira, pero su amiga estaba observando la llegada de las últimas personas.
—«Eso» es lo que yo llamo increíble —la miró de reojo—. ¿No es el hombre más devastadoramente guapo que has visto jamás?
Paula siguió la dirección de la mirada de Zaira, parpadeó y se irguió en el asiento.
—El conde Pedro Alfonso, el soltero más apetecible de Europa, posiblemente del mundo. ¿Quieres mirarlo? Lo tiene todo. Estilo, educación, es atractivo como el demonio y asquerosamente rico. Es capaz de conseguir que una mujer felizmente casada se ponga a babear.
Paula miraba, pero no podía creer lo que veían sus ojos. El hombre que se dirigía a los asientos que había delante de ellas era la viva imagen de la elegancia. Un traje oscuro a medida encajaba a la perfección en su cuerpo esculpido, y la brillante camisa blanca mostraba la cantidad exacta de puños y de gemelos de oro debajo de las mangas de la chaqueta.
Parpadeó varias veces. Movió la cabeza. No podía ser...
Espectaculares los 2 caps!!!
ResponderEliminarGracias!!!
Eliminaraiaiaiay ! se entero y no por la boca de Pedro.. se armo ! buenisima la novela !!
ResponderEliminarGraciass!!!
Eliminarmuy buenos los capítulos, seguí subiendo!!!
ResponderEliminarGraciass!!!
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