domingo, 23 de febrero de 2014

Capitulo 30

-Quítamela de encima antes de que me arranque todo el pelo. Te lo suplico de rodillas.
Paula rió y alzó a Annalou de la espalda de su padre y la puso de pie.
-¿Qué es todo esto? -intentó sonar seria, pero el brillo en sus ojos la delató.
-Papá dijo que me iba a comprar un pony, y practicaba. Algún día me llevará a montar.
Paula se inclinó y la abrazó; al erguirse, deseó poder sentirse tan cómoda como su hija en presencia de Pedro. Él también se había levantado.
-Le prometí a Annalou llevarla a comprarle un pony.
-¿Qué? ¿Un pony? ¿Te refieres para montar a caballo?
-Sí, un pony -sonrió-, y sí, para montar. Será mejor que vengas con nosotros, para cerciorarte de que apruebas la compra. Pensé que podríamos estar todo el día fuera y almorzar en Verona. Quizá compraros algo de ropa a las dos.
-Por favor, mami, sí -Annalou tiró de la falda de su madre.
Paula fulminó a Pedro con la mirada. Así que su ropa no era lo bastante buena y ya iba a empezar a malcriar a la niña.
-Si dispones de tiempo, sería agradable -fue su respuesta. No iba a discutir delante de la pequeña.
-Tengo que recuperar un montón de tiempo -la tomó del brazo-, y los dos sabemos por qué.
Los dedos delgados y elegantes le calentaron la piel. La amenaza inherente en su comentario la silenció. Un vistazo al rostro sombrío le indicó que no tenía elección; tomó a Annalou con la mano libre y dejó que la condujera fuera de la casa.
Las llevó a unos establos en las afueras de Verona. Y para sorpresa de Paula, el propietario tenía un pony enano. Annalou quedó encantada, pero se enfurruñó cuando su padre le explicó que el animal no podía ir con ellos, que luego lo transportarían en un remolque. Aunque la pequeña no tardó en alegrarse cuando llegaron a Verona. Después de comprar un montón de juguetes y ropa, Pedro sugirió que fueran al lago Garda y al albergue de caza, a disfrutar de la pequeña playa privada que tenía.
A Paula se le resecó la boca cuando Pedro se quitó la camisa y se sentó a su lado, con los ojos clavados en Annalou que chapoteaba en la orilla. Desvió la vista del torso bronceado y musculoso y tragó saliva. Le recordó la imagen perturbadora de la última vez que había estado ahí con Pedro, en una época de inocencia y amor. Convencida de que también era amada, se había sentido libre para tocarlo y acariciarlo.
De pronto se sintió cegada por las lágrimas y agradeció las gafas de sol que le ocultaban los ojos. Miró hacia el lago y odió reconocer que ella aún sentía lo mismo. Lo anhelaba con la misma necesidad agónica, el mismo apetito y el mismo amor...
Alarmada porque los pensamientos la llevaran a la cama de él, dijo:
-Es hora de irnos; se hace tarde, y Annalou ya ha tenido suficiente excitación por un día.
Pedro asintió con expresión divertida. Como si le hubiera leído la mente y entendido cómo se sentía.
-Demasiados recuerdos, cara -se puso de pie-. Pero ahora fabricaremos nuevos recuerdos -se dirigió hacia Annalou y la alzó en brazos.
Paula deseó que fuera ella.
 
Mientras acostaba a su hija, acordó con ella que había sido un día fantástico. Pero al bajar a cenar media hora más tarde, era un manojo de nervios. Aguantó la comida y mantuvo una charla cortés con su marido y su suegra, pero bajo la controlada fachada sus emociones eran un torbellino.
Suspiró aliviada cuando después del café, Pedro se marchó, aduciendo que tenía que mirar unos papeles.
El alivio se transformó en pánico cuando un par de horas más tarde, al salir del cuarto de baño envuelta solo con una toalla, encontró a Pedro junto a la cama, enfundado en un albornoz. En una mesa cercana había una botella de champán con dos copas.
-Un brindis por nuestra reunión -anunció con tono burlón. Abrió la botella y llenó las dos copas; luego se acercó a ella para ofrecerle una.
El corazón de Paula latía de forma errática; sabía que era un momento para la verdad. Si aceptaba la copa y no decía nada, acordaba volver a ser su esposa en todos los sentidos. Alzó la cabeza y estudió los rasgos de Pedro, y fugazmente se le pasó por la cabeza que no estaba tan seguro como aparentaba. Pero de inmediato descartó la idea. La decisión era de ella... cierto; pero en realidad sabía que Pedro se saldría con la suya sin importar...
La aceptó.
-Gracias, me sentará bien una copa -el leve temblor en su voz revelaba la aprensión que la dominaba.
Él la observó con deseo y de pronto la atmósfera crepitó con tensión eléctrica.
Paula sintió que el cuerpo se le encendía al tiempo que él se llevaba la copa a la boca.
-Por mi esposa, la madre de mi hija; nuestro matrimonio empieza aquí -la vació de un trago.
Con mano trémula, Paula bebió un sorbo prolongado. Luego se atragantó cuando las burbujas fueron por el conducto equivocado.
Pedro le quitó la copa de la mano y dejó las dos en la mesita.
-Ven aquí -le ordenó con voz tensa. Los ojos llorosos de Paula chocaron con la mirada encendida de él, e hipnotizada por su belleza masculina, avanzó un paso, y otro... sintió que se ruborizaba, los pechos pesados, los pezones contraídos. Titubeó y tragó saliva antes de continuar el avance. Pedro no se lo iba a poner fácil...
-Pareces nerviosa -susurró. Apoyó las manos en los hombros tensos de ella y la acercó-. Pero no es necesario; eres una mujer experimentada -cerró una mano en su cuello y le echó la cabeza atrás.
Si él supiera que era el único hombre que alguna vez la había tocado. Pero no iba a decírselo; tenía que mantener alguna defensa, aunque fuera falsa.
La mano de Pedro bajó hasta la clavícula, asió el borde de la toalla y con un movimiento diestro la dejó desnuda ante él. Unas llamas diminutas ardieron en los ojos oscuros que devoraron el cuerpo hermoso antes de inclinar la cabeza y darle un beso asombrosamente suave en los labios, hasta que sintió la reacción de ella e introdujo la lengua en el interior húmedo de la boca de Paula.
-Exquisita -gimió sobre los labios de su esposa, y la tumbó en la cama. Durante un momento la observó y luego se quitó el albornoz.
Era lo que Paula había estado esperando. Desnudo y poderoso, era pura perfección masculina. Se lo comió con los ojos y lo anheló con un ansia tan profunda que no fue capaz de esperar. Alargó una mano.
-Pronto, cara -prometió antes de volver a tomarle la boca con la suya.
En las siguientes horas no se volvió a pronunciar palabra. Fue un banquete erótico de los sentidos.
Paula jamás había experimentado semejante intensidad de sensaciones. Al final, cuando lo tuvo enterrado en lo más profundo de ella por tercera vez, perdida a todo menos a la excitación explosiva que ansiaba, lo miró con expresión febril. Observó sus facciones tensas y la salvaje satisfacción que experimentaba al verla temblar al borde exquisitamente doloroso de la liberación. Entonces, con cada embate, le transportó el cuerpo palpitante a un clímax tan intenso que la hizo gritar de éxtasis, ajena a todo menos a la maravilla de la posesión total a la que la sometía.
Envuelta en sus brazos, extenuada pero llena, debería haber guardado silencio, pero no lo hizo...





Aca les dejo 3 capituloos, se vienen los capituloos finalees!!!!!!!!! Voy a estar de vacas asi que por unos dias no voy a subir!!

4 comentarios:

  1. Buenísimos los 3 caps!!! Pero cómo los caps finales??? Faltan muchas cosas x resolver todavía.

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  2. Wow buenisimos los capitulos,segui subiendo!!!

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  3. woww buenisimos los caps @rociibell23

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  4. Buenisimo!!! Subí mas!!

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